RODARI, GIANNI
Un abuelo interrumpe la plácida lectura del periódico
	para contarle a su nieta un cuento que, no por más clásico,
	le resulta menos difícil de narrar. ¿Desconocimiento? En absoluto.
	El abuelo consigue que sea la niña la que realmente reproduzca
	el cuento, corrigiendo los gazapos que deliberadamente comete
	porque, ?confundiendo historias? es como el enredo se convierte
	en un provechoso recurso expresivo. Esta peculiar visión
	de Caperucita, ideal para ser contada, es un juego de humor
	para el lector y, para los contadores de cuentos, toda una lección
	-útil y sencilla- sobre cómo sentir la emoción vibrante del público
	infantil y lanzarles un irresistible anzuelo ante el voraz apetito
	de su imaginación, para mantener su atención alerta.